Eugenio Linyera
Traías relámpago de alcohol en los ojos
tu cara de tizne hasta el umbral de mi
infancia
fogonero del Apocalipsis
lo habías visto todo
Traías acero y querosén en el aire
la fragancia extensa de los ferrocarriles
y al bajar de tus historias tocabas el
timbre de casa para pronunciar mi nombre
A mi madre no le gustaban tus ropas entecas
pero mis ojos esperaban tus ciudades donde
nunca paraba de llover
Sobre el banco de la vereda el jacarandá
nos miraba celoso
se ponía lila incandescente porque tu bolsa
de arpillera podía más que la galera del mago
sacabas en papeles de lomo agrietado casas
muy bajas para hombres
montañas mágicas
Nos agarraba la noche leyendo enfurecidos
bajo los globos de mercurio
leíamos en voz muy baja
en secreto
dios no tenía por qué enterarse de Kafka ni
de Thomas Mann
Siempre te ibas con el sándwich y el recelo
de mi madre
Yo me quedaba con tu corteza de nube en el
bolsillo
para hacer llover cuando quisiera
© Dardo Festino
Destino de soledades,,, Vaya uno a saber...
ResponderEliminarHermoso poema...
Buenacompañerade la imaginació, la luna... Bello.
ResponderEliminarVale! Dinámico e inocente.
ResponderEliminarUno a veces, se autodestierra de los sueños...
ResponderEliminarBrillante, me encantó
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