OFICIOS DE POETA
Más acontecimientos
para que regrese la frágil inspiración.
Una ducha al oscurecer,
luciérnagas como disturbios de la memoria,
confianza en lo invisible
de una herencia seráfica y silvestre.
El colibrí que completa
un poema con su rayo
es el pulso intranquilo del escribir
y objeto de rapiña.
Los hombres cuentan historias
con palabras de eternidad,
amigas engañosas
y endriagos de las capas inferiores.
El cóndor bien sabe donde vuela.
© Juan García Gayo
¿Qué hacemos por el dolor del mundo?, nos
decimos,
antes de perder, borrachos por el
aguardiente local
(un aguarrás mejorado), la rama de la
lucidez.
Estamos en un cobertizo iluminado por dos
bombitas,
que sirve de bar a la estación de servicio.
Hubiera podido ser la boletería del tren
pero la dinamitaron en la guerra hace ya
muchas lluvias.
Dinamitaron el sueño del tren (y chicos y
piernas).
No el pueblo, que quedó sangrando de pena
en las bayas de los cafetos.
La gente de Ciruelo sueña con trenes,
con los trenes de madera de teca que no
pudieron ser.
Calman el hambre con el arroz que hubieran
comido en la travesía mientras llevaban las
gallinas
y los pimientos a vender.
Detrás del color ámbar muerte de nuestros
vasos
tus ojos se han vuelto infranqueables.
"Hasta la victoria siempre",
firmaba mi amor
sus cartas, pero no te lo digo.
© Paulina Vinderman
Ambos poemas: ADMIRABLES. ¡Gracias!
ResponderEliminarmuy buena idea, Paulina, traer a Juan en su poesía. Del final de tu poema (que hace simetría con "¿Qué hacemos por el dolor del mundo?) mejor ni te hablo...Mejor tampoco yo te lo digo, no vaya a ser que no podamos parar el llanto.
ResponderEliminarQué bueno conocer a Juan García Cayo, que con su "oficio de poeta" nos habla de lo difícil de la oscilante inspiración, ese relámpago que aguardamos suceda para celebrar la escritura de los ansiados versos. Y de tu obra Paulina, me permito decirte una vez más, mi admiración, el recuerdo de cuando viniste a Córdoba a presentar "El muelle" y "Hospital de veteranos". Elijo estos versos tuyos en agradecimiento por tu extensa labor, tu constancia. "La región espera la lluvia como yo el poema, los árboles deformes como orejas deformes, las bocas ávidas como perfectos copones de bronce... Cuando, al fin, las gotas empiezan a caer sobre los baldes y las ilusiones, corro a atrapar las palabras que el cielo envía: pobres pájaros que enjaulo sin misericordia". Hasta la poesía siempre! Alfredo Lemon
ResponderEliminarQuerida Paulina: dos maravillosos poemas,el de Garcia Gayo " el colibrí que completa un poema con su rayo" y tu poema sobre Ciruelo con esa magia profética de los trenes y las ventas detenidas. ¡¡¡Gracias!!! Besos y manzana
ResponderEliminarIrene Marks
Una belleza este poema de Paulina, y revelador el de Juan, a quien no conocía pero me ha sorprendido tan gratamente. Hermosos poemas!
ResponderEliminarJuan C. Rodríguez
Querida Paulina dos hermosos poemas y no podía ser de otra manera el de Juan y el tuyo,
ResponderEliminarpara leer y disfrutar Felicitaciones y gracias
Toda hermosura. Ese oficio del poeta que puede encontrar inspiración en un rayo de colibrí. Y el tuyo, con inevitables resonancias actuales y pasadas... en fin, como dije: toda hermosura.
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