“Vicente”
Ahora,
Vicente, dispongo escalones
Con sol
pausado de domingo,
el garabato
flojamente doblado de tu cuerpo,
el rostro
atento al ancho día,
la lumbre
huraña de tus ojos.
Por allí
camino al aguaje inquietante de tu presencia
derramada en la mitad de lo real.
Aquel
descanso…Entonces bajabas
los escalones de tu tallercito?
¿Abandonabas
entonces
tu
sempiterna instalación
entre
suelas, clavos, tintas?
El martillo
relampagueante
prolongaba,
duro y seco,
la
dirección laboriosa de tu cuerpo.
Con el olor
del cuero y del betún
me llevé
una vez para siempre
la palidez
clownesca de tu mejilla,
el lóbrego
bucle descendido a la frente,
la chispita
de locura que torturaba de golpe
el reposo
apacible de las cosas.
Pido perdón
a tus huesos,
mejor, a tu
camisa de domingo
por la
insegura atribución de mis temores.
¿Sabes? Yo
era un chico.
© Fulvio Milano/
General Belgrano,Bs. As.
el hombre duerme
ignora el sol
abarca
el escalón
el escalón
duerme
la gente
esquiva
su geografía
la noche bate
olores
sueña
el hombre
duerme
cartón por
sábana
duerme
hambre
el hombre
duerme
due ham me bre
due ham me bre
sueña
ham due bre me
© María Cristina Briante
La indiferencia esquiva al hombre que duerme.
ResponderEliminarHermosa mirada la tuya, que no olvida al hombre que duerme. Gracias
Buen poema el del recuerdo y el tuyo sobre el hombre que duerme me impacto.
ResponderEliminarAna Romano.