LA ROSA
La rosa,
la inmarcesible rosa que no canto,
la que es peso y fragancia,
la del negro jardín de la alta noche,
la de cualquier jardín y cualquier tarde,
la rosa que resurge de la tenue
ceniza por el arte de la alquimia,
la rosa de los persas y de Ariosto,
la que siempre está sola,
la que siempre es la rosa de las rosas,
la joven flor platónica,
la ardiente y ciega rosa que no canto,
la rosa inalcanzable.
© JORGE LUIS BORGES
(Buenos
Aires, 1899 – Ginebra 1986)
ESPERA
Protegida en una casa
de libros que se derrumban
sin alcanzar la tentación que pende de su bosque.
La casa es la mujer que quiere asear
pero no quiere.
Casa llena de huecos y rendijas
por donde siente el aire de sol y de cuchillo.
Duelo y embriaguez. Espera imaginando
la perspectiva del camino.
Los árboles detrás de la persiana.
Arden sus manos y sus pies
como las cuatro llamas velan aquella caja anónima
pero no son de fuego sino blancas
como cuatro copos de nieve,
como cuatro gotas de lluvia,
como cuatro lágrimas.
Las sombras siempre tiemblan.
Y hay un olvido de las estaciones.
Solo el amor les da a los dos
el calor de la vida
© Isabel Llorca Bosco
Bravo por el grande de las Letras y por tus hermosas palabras que lo escoltan, Isabel!
ResponderEliminarGracias por recordar a Borges y hermoso tu poema
ResponderEliminarBellísimo poema de Borges y mágico el tuyo Isabel. casa-mujer( impagable).
ResponderEliminarSaludos
Anahí Duzevich Bezoz
¿Cómo iba a estar ausente en este homenaje nuestro inefable Jorge Luis? ¿Cómo escribir después de Borges? El más universal de los escritores argentinos.
ResponderEliminarY tu poema Isabel, con imágenes fuertes que nos conmueven y se suceden a un ritmo sostenido. Gracias! Alfredo Lemon desde Córdoba
Isabel. La rosa inalcanzable. "la rosa que resurge de la tenue
ResponderEliminarceniza por el arte de la alquimia"...
Qué buena elección en tiempos de desasosiego.
Tu palabra, distingue las sombras que siempre tiemblan, mas no como los árboles detrás de la ventana. Mi respeto.
L.Vinci
Borges tan universal, uno de mis preferidos, y muy bello tu poema. Un abrazo Graciela Barbero
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