El caminante
Fiel monólogo, lengua demorada
en la miel del recuerdo, pero en vano:
todo recuerdo es un licor lejano
y toda evocación es siempre nada.
Nada, la red febril de tu mirada
captura sólo el humo del verano
y la piel que acaricias en tu mano
es ya tacto sin luz. Acongojada
por tanta sombra, sus farolas verdes
prende la calle taciturna. Muerdes
tu soledad, tu soledad, tu grito,
mientras que va dejando tu pisada
rosas de polvo, sobre la calzada,
camino de la muerte, al infinito.
© Jorge Suárez (1931-1998)
Declaración
No creo en el hombre. Apenas
en la chispa de luz adentro suyo
que un soplido de codicia extingue
como apaga un pequeño pabilo la tormenta.
He visto demasiado y no creo en el hombre.
Amo los árboles. Los animales.
He viajado y vivido demasiado y el
único deporte de riesgo que todavía me
interesa
es caminar por el campo sintiendo el
vértigo del tiempo
en las hojas que caen
o la feliz adrenalina de las hojas nuevas.
© Gabriel Chávez Casazola
Qué hermoso poema Gabriel, caminar por el campo, las hojas nuevas. En este tiempo de encierro, tus palabras me invitaron a viajar. Gracias por eso y por mostrarme la obra de Suárez, a quien no conocía! abrazo!
ResponderEliminarDesesperanza, se adapta a estos tiempos donde todo es tan verdad y tan mentira.
ResponderEliminarPatricia Corrales
Es hermoso como dialogan esas poesías... ambas en su belleza hablan, una del camino a la muerte, al infinito... la otra apuesta a la vida, a la adrenalina de la savia nueva.
ResponderEliminarGracias, Marina y Patricia. Abrazos para atravesar la distopía...
ResponderEliminarHermosos poemas, dos grandes trabajos de dos grandes poetas bolivianos. Felicitaciones.
ResponderEliminarGeniales poemas! Extremos de un camino...
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