A Villa
Mosquito
Penumbras
con velos de encaje
perfilan un
nuevo lenguaje
bajo tu
lengua de villa grela;
quietas
horas preceden al amanecer,
y cubren tu
inmensa fronda.
Hasta los
bichitos andan despacio
bajo los
párpados de tus ventanas
(¿qué se
dirán las luciérnagas
entre el
sombrío arqueo
de esas pestañas?)
Entré al
silencio de tu silencio,
soñé tus
sueños,
y como otra
pared
reflejé la
luna en un grafiti
con su luz
insomne.
Voy a
volver mañana
para silbar
o maullar en tu puerta
otras
preguntas.
Dejá que
tus flores me abran…
© Silvina Avalle
(1922-2018)
DESMADRADO
Hago tiempo
en perder
tiempo,
humeante mi
cerebro
como una
locomotora
fuera de
viento.
Mis ojos
grises
ya no
contemplan
el amarillo
familiar
de los
girasoles.
Alguien me
reprocha
el uso de
"desmadre"
en una
caída de oxígeno
sobre la
página en blanco.
Le respondo
que es
deshijarse
del pasado
que atenaza
mis voces
huérfanas
de madre
como si
fuera un fósforo
que apaga
entre mis dedos
el
inestable abandono
de los
cobardes.
Hago tiempo
en
despintarme
frente al
espejo
para que la
sobria turbiedad
de su
silencio
no me
refleje
más ni
menos viejo
que una
pulga
sobre el
pelaje negro
de mi
perra.
Digo
despintarme
como quien
usa el palimpsesto
para
rascarse el romance
de noches
solitarias
sobre la
cama
en cómoda
compañía
de sí
mismo.
Hago tiempo
mientras
espero
la garrafa
y luces
nuevas del correo:
garrafa
para el frío otoño
con
barbijo,
nuevas
luces
para mis
neuronas
también
desmadradas
como la
hipnosis
de un poema
astillando
mi lengua
y sus
ladridos.
© Darío Oliva
Muchas gracias Gustavo por tu importantísimo trabajo en la difusión de poesía. Felicitaciones por esta constante semilla que cosechamos como a la luz día tras día. Abrazo enorme.
ResponderEliminarDarío Oliva
Ambos poemas exquisitos, tanto en su estética como en su mensaje. Para quedarse pensando, cuanta veces nos corrigen palabras que no se pueden suplantar por otra, porque esa otra no dice lo mismo.
ResponderEliminarMuchas gracias Raquel por tu atenta y generosa lectura.
EliminarSaludos.
Darío Oliva
Una belleza tu poema, Dario, para leerlo y releerlo, buscando ese desafío de palabras que se hilvanan atrapando al lector, conjurándolo... y muy buena la elección del poema de Silvina, cargado de dulzura y sabiduría.
ResponderEliminarJuan C. Rodríguez
Muchas gracias Juan por tu delicada apreciación.
EliminarAbrazo enorme.
Darío Oliva