ASTIANACTE
Hoy salió
el sol, después de muchos días.
“El sol
siempre es una buena noticia” dijo el viejo. que no sabía que esta misma mañana
iba a morir, cuando incendiaran su casa para usurpar el terreno.
Del
incendio se escapó una de sus nietas, que corrió hasta una zanja y, sin poder
cruzarla, se acostó en el borde, a parir.
El hijo que
nació llevará el nombre de su abuelo.
Si
Astianacte no es arrojado desde el punto más alto de la muralla en llamas, los
griegos tampoco sobrevivirán.
Nacemos
para morir, pero hay algunos que únicamente nacen a la muerte.
Con los
pies en el barro, la madre apoya en su pecho los párpados del niño, cerrados
todavía. Y de cara hacia el cielo, maldice.
Sin
detenerse en ella, un ejército de espectros celebra su victoria. Bajo el sol
que se ahoga entre las llamas, nada hay de nuevo para ver.
© Osvaldo Burgos
ResponderEliminarFeroz y desgarrador poema,Osvaldo.
Tremendo y patético. Como los espantos que nos acostumbramos a ver todos los días.
Gracias por hacernos recordar.
Un abrazo,
Alicia Márquez
Gracias a vos por el comentario, Alicia querida. Abrazo fuerte.
ResponderEliminarJuntos: realismo, poesía e inteligencia. Gracias Osvaldo.
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