Y de
repente, todo se convirtió en otra cosa.
La plaza en
obra iluminada por una luz tenue, en un pedazo de nube dorada con olor a
vainilla.
El músico
borracho tirado en el árbol, en Caetano Veloso.
La calesita
abandonada, en un ala de halcón dormida.
Yo, vaya a
saber en qué. En un colibrí tal vez.
¿Y vos?
© Timoteo Rinaldi
¿Yo?... en lectora de poesía maravillosa
ResponderEliminarDescripción de todos los sentidos, magnífico y en tan pocas palabras, tan precisas.
ResponderEliminarYo, presente, respondiendo a tan bella lectura.
Saludos.
Anahí Duzevich Bezoz