Hombre de
la carretilla en la nieve
Debía ser
paciente y esperar
que en la
mancha obstinada de las casas,
algún día,
esas
bestias dormidas
saldrían al
patio de las calles
sin la luz
de las vírgenes tontas o el degollador que no conoce pesadillas.
Esperar que
se abriría el jardín cerrado de los ojos
y dejarían
de vigilar a los muertitos durmiendo entre calas agrias y conversaciones
idiotas
O que
recordáramos cuando de niños alguien nos tapaba mientras se destapaba la luna,
como
retazos de una fiesta olvidada.
A cierta
hora una olvida quién es.
Habrá que preguntarse.
© Liliana Díaz Mindurry
Magnífico poema que conmueve y emociona. Además, con la ilustración precisa de Gustavo, conforman una obra delicada y sugerente. Un jardín secreto con diversos habitantes? Muy sugerente. Alfredo Lemon
ResponderEliminarRetazos de una fiesta olvidada !! Hermoso
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