-Hambre.
“La jaula se ha vuelto
pájaro.”
(A.P.)
prisión
para mis manos
se han
vuelto sus caderas.
calor
húmedo del deseo,
acompasar
de la piel,
sin
poseerse nunca del todo.
devuelve el
espejo
imágenes
segmentadas
(rechinar
del mueble y olor a sexo)
me doy al éxtasis
con la resignación del condenado
me doy al éxtasis
con la resignación del condenado
rituales de pequeñas muertes,
apenas una leve calma en los cuerpos;
una tregua en la sangre y la mentira.
apenas una leve calma en los cuerpos;
una tregua en la sangre y la mentira.
ahora,
sentado en
un rincón de la vieja casa,
no puedo sostener la mirada
ante todo un patio de tierra que me interpela.
Y al fin dejar caer los ojos en absoluta oscuridad.
no puedo sostener la mirada
ante todo un patio de tierra que me interpela.
Y al fin dejar caer los ojos en absoluta oscuridad.
© Darío Paiva
¡Buenísimo, Darío!
ResponderEliminarQué bueno que estés aquí!
Un abrazo,
Alicia Márquez
Excelente!
ResponderEliminarflora l.
Muy bueno!
ResponderEliminarSugerente poema. El amor físico, su cercanía, dicho con palabras precisas e imágenes contundentes. Y ahora, lo vivido se volvió recuerdo, nostalgia?. Alfredo Lemon desde Córdoba
ResponderEliminarExcelente, Darío.
ResponderEliminar