Acorde
La hora del
sol intenso ha pasado.
Las marinas
acunan sus barcos en la siesta meditada.
Los
rincones de la ciudad se llenan de recuerdos
en la
memoria siempre nueva de la primavera anhelante.
Tus pasos
en la vereda de la infancia.
Las manos
temblando debajo de las ropas adolescentes .
Los besos
en las calles oscuras de la paralela a la avenida
donde mucho
del amor era posible
Y la risa
invadía de pudor al rostro inocente
Toda la
dulzura se acumulaba en esos instantes escapados del rigor.
Allí se
respiraba la vida que sin duda olía a jazmines frescos y glicinas ,
Era
encontrada por el olfato ansioso del deseo fuerte
del deseo
vestido de entusiasmo
como el
brote que inaugura la rama.
Una vida
pudo haberse suspendido en el recuerdo de una caricia.
como una
necesaria condición
de la
escala aprendida en un piano prestado.
Tus ojos
vinieron con la mirada de un antílope perdido
Y el tiempo
se compactó con el espacio
Y fue ,
la sede del
éxtasis,
el cruce de
dos calles en la convergencia del amor.
Hoy dos
alfiles atraviesan un tablero de reyes
caídos
y la ciudad
hace llorar a las horas caminando las tardes muy grises
hasta
vaciar viejos sitios de la mente.
Escuchar a
Hypnos ,
a sus
genios, visitantes en mis noches,
Traen la
abundancia en sus mensajes.
En las
manos de un artesano,
anticipan
un lenguaje puro,
un preludio
liberando las formas.
Sereno ,
decisivo,
un acorde
suave aproxima en su combinación
La eficacia
de dos notas exclusivas.
© Marizel Estonllo
Gran poema, felicitaciones!
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