Intermitentemente
las hormigas
insisten en
habitar la casa, comiendo
lo que
sobra. Para ellas, siempre
abundancia,
una porción de pizza
que no
llegó a la heladera
un
murciélago que nunca
llegó a
volar
muerto
en el
patio.
nuestra
casa estuvo
está
y estará
llena de
hormigas. No importa
que las
envenenemos
toda calle Montevideo
es un
hormiguero enorme
no importa
cuándo, sin tiempo
ellas
seguirán aquí
ocultando a
su reina
devorándolo todo
sin calendario
ni proyecto
político
más allá de
comer
y reproducirse
sin decir una sola palabra
© Tin Roda
Bienvenido Tin a este sitio que pretende difundir a poetas contemporáneos, un abz, Gus.
ResponderEliminarBienvenido,con este poema sobre mágico silencio de las hormigas que nos rodean-
ResponderEliminarAbrazo, Ana Romano.
me encanto este TIN!!! abrazo inmenso
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