Grisines
¿El vidrio
de los anteojos se habría
empañado si
no estuviera así, lejos
de una
cara?
Me
desenlazo en la madrugada.
Un cuerpo,
ni propio ni ajeno, deambula
por la
esfera o por la casa.
Ahora, seco
el vidrio, un verde resalta
sobre el
mármol: ¿espejea a mis ojos
un efecto
de error, de amor, sobre las cosas
del mundo?
En la
trasnoche el hambre nos pertenece.
Muerdo los
grisines que criquean como hojas
de este
otoño. Ah!, las voces de los vecinos.
Refriegan
sus manos, trancan
puertas.
Tiemblo.
Temo que
este cric crac te quite el sueño.
© Susana Szwarc
Poema muy logrado que apela a la inteligencia sin descuidar la emoción! Bravo Susana, tu obra te respalda. Alfredo Lemon desde Córdoba
ResponderEliminarMuy buen poema. Gracias. Adriana Dirbi Maggio
ResponderEliminarConmovedor poema, Susana, gracias!!
ResponderEliminar¡Qué buen manejo de la intensidad! Gracias, Susana, un gusto leerte. Y gracias, Gustavo, ¡siempre! por esta gran oportunidad de leernos.
ResponderEliminarFue un lujo. Gracias por este poema
ResponderEliminar¡Cuánta belleza, Susana!
ResponderEliminarbello,lo dice todo.
ResponderEliminarhermoso, Su! criquean los grisines y florece la poesía. abrazo grandote!
ResponderEliminarMarta Ortiz