una mujer
viene cada noche a acostarse en mi cama
mete sus
piernas heladas entre la sábana / ahueca todas las almohadas
con forma
de sepulcro
en vano
perfumo las paredes con incienso
ella
regresa siempre con su osario gastado / con su olor a herrumbre
hay una
figura en el marco de la puerta
una silueta
dura y constante
la
persistente silueta / que atrapa el molusco de los sueños
y sumerge en miasma su investidura
una mujer
desnuda viene cada noche a instalarse en mi cama
no pide
permiso no reconoce amuletos
clava los
pies fríos sobre los pies calientes
se regocija
en el sudor que el miedo empapa
ella dicta
cada letra del abecedario de las pesadillas
se acomoda
firme en mi desvelo y / después
deambula
severa en la vigilia
marca
fechas en el almanaque / con sangre y ruido
con ruido
de huesos quemados las marca
es el norte
que reniego
la puerta
cerrada en la cara del linaje
todas las
mañanas afirma
soy tu
madre
/ no la reconozco
© Gabriela Yocco
Magnífico poema. Muy bien logrado. Con su extensión, no pierde en ningún momento la atención del lector. Final contundente. Bravo! Alfredo Lemon desde Córdoba
ResponderEliminarInquietante, estremecedor poema, atrapa en la lectura. Felicitaciones!!
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