en casa los viernes
olía a pescado
casi siempre a la marinera
por compañía papas con perejil y ajo
ese era el día de comer despacio
masticar pensando tantas veces
como fuese necesario
para evitar que una espina
quedase clavada en la garganta
no era cuestión de andar por la vida
con dolor por no tener cuidado
© Elisabet Cincotta
ResponderEliminarExcelente poema. No era cuestión, no.
Excelente.
Un abrazo,
Alicia Márquez
Gracias, Gustavo por publicar mi poema.
ResponderEliminarGracias, Ali por tu comentario.
Abrazos
Elisabet
ResponderEliminarOh, me encantó Eli. Me gustan estos poemas que de otra cosa me llevan a la vida misma. Un abrazo.
Lily Chavez