No importa
que haya luces o no
Es penumbra
es susurro
Un roce un
apretón que busca
Acomodar
los cuerpos
Un deslizar
el cuore ponerlo
Como si
fuera fiesta a ser devorado
A
desmenuzarlo a diente y arrancón
Un leve
flexión un embale y su tope
Cuatro y el
abrazo que crece
Como para
arraigarse a siempre
No importa
que la penumbra crezca
Si se hace
luz en los cuerpos
Éste es el
arco que los dioses pusieron
A la
soledad y el quebranto
Porque la
vida hiciera su rosa
Este tajo
de un tango abrió la noche
© Carlos Alberto Roldán
Bellas imagenes, Carlos. Bello poema!!
ResponderEliminarBesosss
el dìstico final le da sentido al resto del poema, ademàs de antemano nos anuncia ese sentimiento romàntico de la caida irreparable primigenia.
ResponderEliminarW.M.