EL ESPEJO
El puño
golpea el espejo,
pinta de
rojo
la agonía
fragmentada.
Me observan
los ojos de
una araña
encerrada
frente a mí.
Abro los
ojos.
Abre los
ojos.
Abro las
piernas.
Abre las
piernas.
La señalo.
Me señala.
Le doy la
espalda.
Me atrapa
y con un
golpe seco
desprende
mi cabeza del cuerpo.
© Griselda Rulfo
¡Qué buen poema, Griselda!
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