La vieja
estación
es ahora
una gran casa de lechuzas
que
chistan, convocantes,
a una verde
luna de tragedia.
Como
elefantes cansados
los trenes
dieron con sus huesos
en las vías
muertas
y verdean a
la luz lunar
que riela y
riela
hasta
requisar la nada
en los
andenes.
Aquí
no hay aire
por eso se
escuchan
voces de
otros tiempos.
© Verónica M. Capellino
Siempre infinitas gracias, querido Gustavo.
ResponderEliminarVerónica
Gran descripción. Como ver cada cosa. Cariños bella!!
ResponderEliminarHermoso! Da testimonio de la desolación que provocó en muchas ciudades del interior de Nuestro País.
ResponderEliminarFerricidio Vero , desolación y olvidó.Gracias
ResponderEliminarBella y nostálgica visión de un pasado mejor.
ResponderEliminarGracias por los comentarios.
ResponderEliminarAbrazo.
Verónica
Por eso las voces. Me encantó el poema. Abrazo.
ResponderEliminarClaudia
Potente poema con imágenes muy precisas.
ResponderEliminarDicen con palabras bellas lo desierto de tantas estaciones de trenes de nuestro querido país, sobre todo, en el interior del interior. Tu obra trae a las lechuzas y a los elefantes para que con sus "voces" recuerden "otros tiempos". Muy logrado. Alfredo Lemon desde Córdoba