La vida que pude
Moriré de ceniza con el humo en la sangre,
entre luchas tenaces en las rutas del tiempo.
Moriré con la furia de mis brazos dolientes ,
los rostros ocultos , las sombras del
grito.
Moriré con los tigres de profundos rugidos
,
en los montes febriles y los sueños quebrados.
Moriré
de humillantes parodias
con traidores sin rumbo en la rueca del
tiempo
Moriré
en los fogones , con amigos
Compañeros del vino , la cruz lacerada .
Moriré en silencio con mi pueblo en los hombros,
el horror en las ojos ,
el rumor de la luna, fulgurante y
sumisa
Moriré con tambores en los tallos del viento,
y un eco esperanza en el brocal de la
lluvia.
Moriré en el surco del suspiro arrogante
con las penas partidas y jazmines de fuego.
Moriré en las colinas donde entonan los sauces
el himno
inconcluso , el relincho salvaje .
Moriré de mirar ,
la tristeza extendida,
la insomne pereza
de los cómplices
ciegos ,
Moriré con la muerte
y la vida
que pude
© Norberto Barleand
Conmovedor, bello poema.
ResponderEliminarMuy buen poema que estremece.
ResponderEliminarAbrazo Ana Romano.
Excelente!!! Gran poema, conmovedor, felicitaciones, Norberto!!😘😘 Noemí Correa Olivé
ResponderEliminaradmiro en los versos de Barleand el ritmo y la fuerza expresiva de las imágenes.
ResponderEliminarMuy bien!
Walter Mondragón
Maravilloso poema el de Norberto
ResponderEliminarFelicitaciones
Gladys Cepeda