Sombra
Sigilosamente levanté a mi sombra,
la acuné entre los brazos y sentí,
Un caramelo oxidado,
zapatillas sin cordones,
agujeros rodeados de llantos,
dos pequeñas manos implorando.
Suavemente la apoyé sobre el empedrado,
seguí caminando con los hombros encorvados.
© Humberto Botana
El peso del mundo en un poema hecho de sombras y existencia. Hermoso! Alfredo Lemon desde Córdoba
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