La ballena encalló franca y austral
Desperté sobre los médanos de noche
trepé tu llamado sonámbulo
corté arenas con mi lámpara hasta que ayudó
el sol
Al bajar a la playa
comprendí el idioma inútil de los faros
tu ojo deshidratado
ya había conocido los confines del sueño
Tarde llega mi mano a tu dulce callo
corteza de árbol mamífero
(piedra amaranto niebla)
por mi brazo
entran cielos y distancias
hasta hacerme flotar
nada se mueve salvo la luz
El planeta se toma las rodillas
se sienta a mi lado
―miramos resoplamos miramos―
nos traga la sal hasta que decido el abrazo
largo rato así
con los pies en el agua
apoyo mi oído sobre un poema muerto
© Dardo Festino
Hermosura"nada se mueve salvo la luz..."toda belleza
ResponderEliminarflora levi
Que imágenes tiene este poema..bello.bello
ResponderEliminarDiego Bennett
Muy bonito, Dardo!!!
ResponderEliminarTu poema es estremecedor, eriza la piel y el corazón. Gracias por escribir, poeta: tus textos son un lujo para el alma. Un fuerte abrazo. Adriana Dirbi Maggio
ResponderEliminarLogrado !
ResponderEliminar¡Muy bueno Dardo ! me encanta el planeta sentándose y tomándose las rodillas
ResponderEliminarCarlos Morteo
Bravo Dardo!, y sí, apoyamos nuestro oído sobre un poema muerto...
ResponderEliminarAbrazo compay.
Gran final, me gustó este poema.
ResponderEliminarEs precioso, invita al silencio amoroso de una noche en baja mar.
ResponderEliminarExcelente, calidad de imágenes!
ResponderEliminarJuan C. Rodríguez