DESCANSA, NIÑA…
Descansa, pobre niña,
de tu duelo joven,
de tu esperanza infecunda,
de tu razón quebrada.
Descansa de tu viaje
a la violencia y al escarnio
que no tuvo regreso.
Descansa de tu larga despedida,
de la mano feroz y nauseabunda
que inauguró el adiós
sobre tu cara.
Descansa ya de ser
noticia pródiga, una imagen
sonriendo en las pancartas,
descansa de las flores y las velas
que derriten su llanto
en el feroz umbral de tu tormento.
Descansa. Ya no serás
foto de novia en vals interrumpido,
ya no verás crecer
un vientre grávido,
ni beberán tus hijos
la savia de tus pechos injuriados.
Y después, más después,
nunca tendrás el privilegio
de ver tu primera arruga
en los espejos.
Hoy, con un leve gesto
de tu mano en defensa enarbolada,
hoy, irónico bosquejo.
estupor que no cesa,
con semen en la boca,
tierra en el pelo
y grito en las entrañas
estás abierta en cruz sobre la hierba
en un sitio a la orilla de la nada…
Ahora y para siempre
descansa, pobre niña
en tu lecho soñado,
en la tibieza inútil de tu sábana
que fue rasgada en dos
como tu alma.
© Teresa Gómez
Ay! Cuántas en la misma instancia. Crudo poema pero tan descriptivo!
ResponderEliminarTan actual la vivencia, como amarga y real. Excelente descripción de tanta barbarie.
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