LEY FÍSICA
En espiral,
la
inminente caída desde tu corazón.
Azotado por
el viento
ese cuerpo
que bordea las piedras
de un
precipicio interminable.
¿Un río?
¿Una selva?
¿Un lecho
áspero y filoso
esperando
al final de su derrumbe?
¿Música de
cámara o estruendo
con
acordeón y trompeta?
Alguien ha
pasado la mano por el cielo
y juntó,
como quien junta las migas del mantel,
las
estrellas que entretenían los ojos.
Ahora el
cielo es de un profundo negro
que penetra
los huesos.
Cuando al
fin llegue al fondo de mi caída,
SI aun
estoy con vida,
prometo
escribir dos cartas,
una de
agradecimiento y otra con un pedido:
a dios por
no haber estado nunca,
y al
demonio para que me tienda la cama,
y si es
posible, deje un vino sobre la mesa de noche.
Antes he de
ver como hago para despegarme
de los
efectos de esta ley física
que me
lleva del cielo al infierno
sin estaciones intermedias.
© Patricio Emilio Torne
La existencia con sus vaivenes de luces y sombras nos sitúan ante los enigmas y emociones que plantea tu poema. Bravo Patricio !! Con el mejor de los recuerdos de muchos años atrás desde Córdoba, Alfredo Lemon
ResponderEliminarImpecable!
ResponderEliminarSaludos, Patricia Corrales