Tu boca se descuelga en mi silencio
como un ruedo incierto,
un paraíso,
un laberinto.
En medio del eco,
la lejanía
el cuerpo es deshojado
por horas sin nombre.
La mano es un rumor;
apenas un narcótico
de pulsar matices
donde se instala otra noche.
Dioses sin memoria,
aliento de sol,
abrazo inconcluso;
ojos,
pan,
sed,
ave,
azul,
sueño,
impar.
Galaxias,
horizontes.
Pétalos,
destino.
© Dana Fernández
Guisande
Duele belleza...
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