DULCE DE DURAZNOS
Tierna
lozanía en el agua de ceniza
los duraznos
maduros.
Cristales
de azúcar en el calor de las brazas
el almíbar.
Abrillantan soles en los frascos de vidrio
con un
carozo escondido.
Se ocultan
entre la loza blanca
entre los
zapallos y los oscuros ajíes
y las naranjas.
Adrenalina
en mis manos en la siesta.
Dulce
regalo
el placer
hurtado del
armario en la cocina.
Pero la
avaricia del convento
tiene un cuerpo
que ondula y serpentea
se viste de
sentencias
como un eco
como la
campana de la iglesia, repite:
-El
infierno tiene el color de los duraznos.
Saco la
lengua, la paso por mis manos
por la comisura
de la boca y pienso:
Dulce
sabor tiene el pecado.
© Leonor Mauvecin
Muy bello Leonor, un beso para querida amiga.
ResponderEliminarGracias Aldo Un abrazo querido amigo
EliminarQué lindo. Hermosas imágenes para derramar la revancha como una marea de dulce de duraznos, que la boca recibe. Un abrazo. Adriana Dirbi Maggio
ResponderEliminarMuy hermoso
ResponderEliminarBuenísimas las imágenes de todos los poemas de este libro amiga
ResponderEliminarSonia Rabinovich
ResponderEliminarBuenísimo ese sabor prohibido!!! Magnífico retrato de ese momento.
El poema es dulce y se lee con una semisonrisa en la comisura de los labios.
Un abrazo,
Alicia Márquez