LA CAÍDA
Caigo en la
siesta
como si
cayera en el mar que me recibe
como a un
hijo que regresa del espacio:
sin ruidos,
sin la música de los caminos oscilantes,
con la
certeza esquiva de las muertes caigo,
me deslizo
adentro de los torrentes
y resurjo
para respirar como un recién nacido.
Los pájaros
se zambullen en el fondo de la marea,
son esos
gritos que penan y se ahogan
pero que
regresan en cada lágrima desprendida.
Una dorada
guitarra
flota y se
refleja en las olas que tocan el sol,
los pájaros
se acercan y la rodean
como a un
caballo muerto en medio de la playa.
Cuando
intento tomarla con mis manos
se destruye
y sus acordes explotan, se desbandan
con las
aves hacia el cielo escurridizo.
¿Estaba yo
preparado para hundirme así en la siesta?
¿De dónde
me vino la voluntad para entregarme a los abismos?
Ahora
subiré a la superficie
para que el
viento y los sonidos
renueven
mis ojos abandonados en la arena.
© Aníbal Costilla
Muy bueno me encantó: y respirar como un recién nacido. Bravo!
ResponderEliminar¡Muchas gracias, nuevamente, estimado Gustavo! Es un grato honor formar parte de este distinguido espacio. Fuerte abrazo.
ResponderEliminarAníbal Costilla
Me gusto leerte
ResponderEliminarPatricia Corrales
¡Muchas gracias por leer y compartir, amigos! Es grato recibir sus apreciaciones. Un fuerte abrazo.
ResponderEliminarAníbal Costilla
Viaje astral quizás,
ResponderEliminarCostilla siempre sorprende ! Gracias
ResponderEliminarCostilla siempre sorprende ! Gracias Aníbal
ResponderEliminarAnibal, me parece un poema maravilloso, hundirse en la siesta, ver en la arena una guitarra,un caballo, y finalmente salir a la superficie
ResponderEliminarUn hermoso poema que nos transporta con sus imágenes.
ResponderEliminarAbrazo Ana Romano.