Una tarde
de otoño.
Un domingo
de otoño, lleno de luz melancólica y dulces hojas suicidadas.
Nadie en la
calle.
Saco a
pasear a Simona, y de repente alguien,
un vecino
que no conozco
empieza a
ensayar en el saxo, “The way you look tonight”, o sea,
“La manera
en que lucís esta noche”. Y era de tarde, y yo lucía
un poquito lamentable, con el pelo parado, los jeans
gastados y
zapatillas.
Pero la música insistía en acunarme, tara r ara ra rá…
y entonces, suavemente, como en una película Cenicienta, a
mí me espera alguien,
tengo un vestido fantástico, y camino, casi
sin pisar el suelo, hasta la esquina, escoltada por la luz
melancólica,
que ahora son reflectores.
Milagros de la música que no pude agradecer, porque no sé
quién era el intérprete,
y quizás por eso fue maravilloso.
© Alicia Márquez
Que lindo recuerdo plasmado en notas estridentes que me recorren el cuerpo.. Besos, Marta
ResponderEliminarQue hermoso, Alicia!
ResponderEliminarNos pasa con la música. Gracias por decirlo tan lindo.
ResponderEliminarLa magia de la música. GRACIAS
ResponderEliminarHola Alicia:
ResponderEliminarExpresaste claramente el clima creado por la música en la calle. A veces, evocación, otras, ensueño. Es así, escuchar una melodía a veces nos cambia la vida por un tiempo largo. Y me gusta que lo agradezcas así, con esta poesía tan tuya y tan humana. Cuando las zapatillas y el pelo parado dejan de importar, el corazón hace brillar los sueños en poesía y música. Hermoso poema, gracias Irene Marks
ResponderEliminarGracias por tan lindísimos comentarios!!!
Un abrazo,
Alicia Márquez