Del amor sí
se vuelve. Del desamor, nunca. El amor nos distrae en las ficciones del mundo.
Amamos y volvemos a hacerlo como la vez primera, con idéntica trama. El
desamor, también siempre, es en cada herida único y su duelo es eterno.
El vacío es
un siempre. No hay exorcismo.
© Viviana Ayilef
Excelente perspectiva.
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