baldes de
ojos
para
hablarnos de naufragios nos hace falta por lo menos un charco,
mejillas
pintadas de piel de anfibio,
cutis de
caucho y dos paraguas huérfanos
de vez en
cuando vienen los soles a calcinar mártires
aguanta el
cuerpo la ofensa
arde
aunque es
de esperar que insista
nos gusta
el golpe mustio y volátil de Sodoma y de Gomorra
nos gusta
el tóxico
el exceso
vaciarnos
los baldes de ojos en el reverso de los bolsillos
humectar
los techos y regar los patios
nos gusta
el hielo en las plantas cuando amanece
el vicio
el vidrio
apedazado en la puerta de la casa
y la calma
nos cubre siempre la segunda mitad del cuerpo
nos
arqueamos
volvemos
siempre al muelle desde donde huimos por primera vez
rodamos
dejamos que
el margen abierto de la lata nos insulte
que nos
vierta el rostro
que
anochezca
dejamos que
llueva
que nos
ahogue el filo
de esa gota
© Vanesa Almada Noguerón
ResponderEliminarExcelente el ritmos y las imágenes, muy bien,
felicitaciones,
W.M.
Impecables versos.
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