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25/6/19

Poema de María Teresa Andruetto





Sólo escucho a la niña 
               
Aprendí mucho de ellas, dice mi hija
por teléfono y comienza a nombrar
a abuelas, madres, tías… en la casa
que queda al pie del cerro, me enseñaron
a bordar, pirograbar, a hacer flores
de papel para los muertos. Me contaron
historias de mujeres, amores de ellas
mismas: alguien le decía mi tusquita,
otro entró a la historia del boxeo,
un cantor cantaba soy del treinta,
un gringo que pasaba por los campos,
una de ellas sedujo a un hombre joven,
otra se olvidó un día del marido,
y otra… las nombro como un mantra,
dice, Francisca, Cleofé, Petrona, Arcadia.
Laureana, Gregoria, Gioconda,
Juana, brotan sus nombres en el teléfono,
mientras la niña tapa con balbuceos
su voz de madre. Y entonces ya no escucho
sino a esa niña que habla con la fuerza
de lo que nace, como debe ser.

© María Teresa Andruetto

8 comentarios:

  1. Tere querida, qué bello poema y escuchar
    "como debe ser". Abrazo!!

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  2. Interesante y original manera de describir la realidad inventada,Bravo!. Abrazos, Marta

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  3. impresionante ofrenda!!!!gracias!!!

    maria del mar

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  4. Son tan importantes las abuelas ,para una niña sobretodo.Bordan en uno la vida misma y nos remonta a la ternura. Me encantó!

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  5. Un poema con recorrido ,que nace y crece "cómo debe ser".

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  6. Hola María Teresa: en tu poema cada nombre va cobrando sentido con su historia. Revalorizás el valor de la memoria, tan importante, no sólo en lo histórico, donde es esencial, sino en lo íntimo, en lo que nos toca nos referencia conmoviéndonos.
    Un poema que tiene una lectura muy profunda. Lo disfruté mucho Irene Marks

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