oración
perdón gran
señor de la iglesia / he pecado dos veces
dos veces y
no una esparcí la ceniza de mis padres
dos y no
una veces yo / la absoluta primogénita
sostuve
contra el pecho la casa final de mi primera casa
la que
entre saliva y sudores gestó la semilla
perdón
gran señor
de la iglesia
dos veces
sentí irse la sangre en un polvo absurdo / mínimo
y
sin
vergüenza ni temores la vi deshacerse en agua o piedra
volver a
ser algo en el tiempo
quietud que
canta la móvil quietud del agua
reunirse en
lo que de piedra tiene lo líquido / lo que de líquido guarda la roca
perdón
oh padre de
los misterios terrestres
yo
cuando mi
padre fue algo gris fisura en el torbellino del arroyo
no sentí ni
culpa ni desasosiego alguno
sino la
inefable calma de devolverle al cuerpo el reposo de lo inmenso
y / cuando
la ceniza temprana de mi madre
golpeó
contra la piedra
esos sus
huesitos mínimos apenas deshechos por la magra lengua del fuego
sentí en
cada crujido de hueso sobre roca
yo sentí
padre de
los misterios terrestres
que mi
madre decía adiós adiós de una manera fatal y dolorosa
como si
fuera mi cráneo mismo el golpear contra la piedra
ah
señor de la
iglesia la tan santa / perdón
porque la
ceniza de mis padres ha sido esparcida tal su deseo último
y yo / urna
de mis padres y de mis hijos
soy sólo
otra ceniza lenta / azotada por el viento
© Gabriela Yocco
Maravilloso poema. Estremecedor, lleno de imágenes enormes. Gracias por este texto. Un abrazo. Adriana Dirbi Maggio
ResponderEliminarDoloroso.
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