MI MADRE
Mi madre era analfabeta,
desconocía a Piaget,
su teoría del desarrollo cognitivo,
y los manuales básicos
sobre psicología infantil.
Cuando niño,
supo darme
penitencias y castigos
necesarios,
advirtiendo que la vida
sería menos condescendiente.
Mi madre fue la primera en advertir
que vivir en este mundo no era fácil,
por eso me enseñó
que ciertas cuestiones
no debían tomarse a la ligera.
Y lo hizo a su modo,
muy eficazmente.
Por eso,
aunque lo intentara,
el mundo no pudo matarme.
Mi madre,
más que tierna y amorosa,
fue acertada, fue justa
en el instinto
de preservar la cría.
© Patricio Emilio
Torne
Así, si qué bien expresado y sentimental.
ResponderEliminarY además, Patricio, tiene un gran poeta como hijo, admiro a tu mamá, es querible a través de tus palabras, un placer leerte.
ResponderEliminarUn abrazo
Betty
En un mundo de madres ascépticas-líquidas, viva las madres terrestres (y poéticas)!
ResponderEliminarVerónica M Capellino