en el comedor se huele la salsa
el tomate quiso escaparse
y corre por el mantel sediento
los tenedores giran sobre el tallarín
en una pesca casi imposible
se desbarata el orden
vuela el queso
y parecen pimpollos mustios las albóndigas
el pan danza migajas
en el comedor todo parece rítmico
menos el silencio del plato vacío
que denota ausencia
© Elisabet Cincotta
muy bueno! Marta
ResponderEliminarEl poema tan bien expresado es para comerlo y el final, no obstante la ausencia, es el postre ya que posee el gran recuerdo.
ResponderEliminarUn abrazo
Betty
Terrible contraste. Muy bueno. Un besito. Adriana Dirbi Maggio
ResponderEliminarLas ausencias en lo cotidiano, el momento exacto de darnos cuenta...Hermoso. Abrazos
ResponderEliminarRosa Lía
Hola Elisabet: la vida de los objetos aparentemente inanimados reflejados en la reunión y luego en ese plato vacío que denota "ausencia" nos hace reflexionar sobre lo que simboliza el comer y compartir la mesa con los seres queridos. Excelente, Elisabet. Convertiste lo cotidiano en sentimiento fortísimo. Un beso muy grande Irene Marks
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ResponderEliminarSiempre los objetos que nos marcan la vida.
Bello poema.
Un abrazo.
Alicia Márquez
Hola Eli. Me hiciste pensar en comer, pero también hay muchos platos vacíos. Y las ausencias parecen estar de moda, verdad? Te dejo un abrazote y todo mi cariño.
ResponderEliminarAndrea
En los pequeños detalles de la vida siguen viviendo nuestros amores, y ése es el consuelo, como este bello poema que les da vida en un plato vacío. Abrazo!!!
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