El adiós de los trenes
(I)
En este
pueblo
extraviamos
hace rato
nuestras
sombras.
Los más
viejos atribuyen la pérdida
a una
conspiración de pájaros airados
por el
asesinato de los eucaliptos
que
bostezaban sombras húmedas
sobre la
soledad del hospital.
Estos
viejos dicen
que los
pájaros se llevaron
sombras de
casas,
de gentes,
de utensilios,
con las
sombras
de los
eucaliptos.
Para otros
el último
tren
con su
afónico silbato de exilio
cargó
vagones
de sombras
humilladas
que
agitaron
pañuelos
amarillos.
© Verónica M. Capellino
Siempre la ternura entre líneas, con tus versos.
ResponderEliminarQue te encuentres disfrutando tu viaje!! Nos vemos pronto!!
Qué ternura!
ResponderEliminarMe encantó, Verónica; los cambios de la vida y las interpretaciones , lindo poema, atrae.
ResponderEliminarUn abrazo.
Betty
Bello, lleno de nostalgia.
ResponderEliminarConmueve tu poema .Abrazos
ResponderEliminarMuchas gracias por los comentarios! Abrazo.
ResponderEliminarSiempre gracias, Gustavo Tissocco... recièn veo esta publicaciòn... estuve un mes de viaje...Abrazo.
Verònica M. Capellino