ESTÉRIL
A Dulce
María Loynaz
Esta que
soy, Loynaz,
pasa por la
vida
sin haber
advertido en el espejo
la dulce
redondez de carne viva.
Esta que
soy, solo arulló
la orfandad
del vientre.
Sin
embargo,
cuando la
piadosa morfina me entre en los despojos
aún he de
soñar con el hijo que no tuve
que no
tuvimos, Loynaz, que no parimos.
Y alguien
-no sé quién- después del duelo,
levitará
este verso
como yo
palpé en las ruinas de los suyos
las
trágicas palabras de sequía.
Es posible,
Loynaz, que en ese instante,
como suelen
estallarse los milagros,
demorada
preñez meza la cuna.
© Marita Rodríguez-Cazaux
Bello.
ResponderEliminarTremendo!
ResponderEliminarBello
Flora levi
Marita: Impactante y Bello. Tere Vaccaro.
ResponderEliminarConmueve tu poema .Dolorosa belleza
ResponderEliminarEstremece.
ResponderEliminarMuy fuerte poema. Llega directo y moviliza.
ResponderEliminarAbrazo
Cristian Jesus Gentile
Me sentí en el poema. Bello aunque su soledad
ResponderEliminarPatricia Corrales
Me he conmovido alguna vez leyendo a Dulce María Loynaz y la admiro.
ResponderEliminarAhora me conmueve este poema intenso, vital y bello, aún en la tristeza.
Un abrazo
Betty
Muchas gracias Gustavo Tisocco por la generosidad de publicar obra de colegas. Muchas gracias también a los amigos que acercan sus comentarios. Es una manera de vincularnos desde el corazón. Abrazo afectuoso.
ResponderEliminarTu poema estremece. Es bello y conmovedor. Sigue emocionándome, a pesar de que lo he leído y escuchado varias veces. Hermoso texto. Un beso grande. Adriana Dirbi Maggio
ResponderEliminarConmovedor desde la belleza y el mensaje. Delicado trato del lenguaje propio de poesía de altura.
ResponderEliminarAsombra la lectura de tu obra pues manifiesta excelencia a lo largo de toda ella.
Tremendo poema por donde se lo lea, Marita. Gracias y abrazo!
ResponderEliminarCristian Gentile