LA SENDA
PEATONAL
Cruzando
Carlos Pellegrini
se miraron.
Eran
jóvenes, bellos,
queridos de
sí mismos.
En otras
circunstancias,
incitados
por el alcohol
y las
chispas de la noche,
el cruce
hubiera engendrado pasión,
más tarde
un hijo y quizá
(porque el
tiempo no se detiene)
un par de
abandonos.
En esta
ocasión,
urgidos por
la hora del almuerzo
y sus
sendas oficinas,
se
desviaron del instinto
y
siguieron, respetuosamente,
las luces
titilantes del semáforo.
© Mariano Shifman
muy bueno!... Abrazos.
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