Confiné a
Vila Matas
al último
estante de la biblioteca.
Una hilera
simétrica de libros grises
descansa en
la periferia
acunada por
el polvo.
Conozco de
memoria sus tapas
lugar y
fecha de edición
cantidad de
páginas
citas
párrafos.
De vez en
cuando alzo los ojos
están allí
me miran
y no puedo
evitar
estirar la
mano y acariciar sus lomos
como si
fueran perros mansos, obedientes
que no
gruñen
pero tienen
el poder
de acribillar
con la mirada.
Entonces me
animo
los bajo
uno a uno
y me
expongo a la mordida certera
que saben
dar
cuando los
abro
y en la
primera página
leo tu
nombre.
© Jorgelina Soulet
Me encantó
ResponderEliminarComplacido me dejé recorrer por tu poema, Jorgelina. Gran final: "y en la primera página / leo tu nombre."
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