el hombre
gris camina cemento
enluta su
andar
desasosiego
se para
entre grises
silencio
no es canto
ni luz
apenas
penumbra
susurra
palabras
el miedo lo
alcanza
de lamentos
se llena su cuchara
pan solo
pan
se luce su
mesa
curvo ante
el mostrador
ve correr
la nada
la angustia
oprime su pecho
mientras el
frío gris
golpea al
hombre gris
hasta
tumbarlo
después el
viento esparcirá
sus sueños
ni sombra
ni grito
ni gris
ni nombre
© Elisabet Cincotta
Muchas gracias, Gus por publicar mi poema, gracias!
ResponderEliminarAbrazo
Elisabet
Hola Elisabet: este poema es doloroso y auténtico, ya que el hombre gris somos todos, si nos toca la circunstancia de tener los bolsillos vacíos, sufrir la soledad y la indiferencia, ser lúcidos. La despersonalización, "el frío gris" interno y externo, "la nada" que no es solo existencial, sino palpable ante la falta de alimento exterior e interior, acaban con el hombre gris, lo acribillan en el día a día cruel.
ResponderEliminarUn grandísimo poema
Irene Marks
Bonito poema
ResponderEliminarHermoso poema y muy triste. Es cierto, el hombre gris nosotros. Abrazos
ResponderEliminarRosa Lía