BOCETO DE
LA ESPERA
El animal
hambriento de sus ojos
la comedera
de la incertidumbre
devorándonos
cada vez más
(Aún
persigue la lágrima el hinojo
en la
insatisfacción de la lejanía
que se
amarra a las cuerdas de la noche
y se duerme
sobre los tejados
insólitos
de la persecución)
Ella dormía
la siesta y yo le besaba el cuello
seducida por el magnetismo
de la
imagen tranquila de sus párpados
llena de
preguntas en sus labios delgados
y el cordel
de sus cabellos rematando el ocaso
Ella dormía
y era toda silencio
hasta el
gotear de la luna sobre del asbesto
confundía
el mutismo dentro del espejo
Ella
dormía... y aún sigue durmiendo
© Marina Centeno
Intensísimo y bello poema
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