El vino de
la noche
a Miguel
Leroy
Siempre
decíamos
que el que
se quedara tenía que seguir
bien, nada
de andar llorando por los rincones,
pero es muy
pronto. Por eso yo le digo
a La Negra,
se lo digo a la noche,
porque en
el día hay bulla y me distraigo,
pero a la
noche, cuando te tomás ese vino
de la noche
y encendés un faso… espero
que se
acueste el pibe y voy hasta la mesa
de luz
donde está la foto, porque la hice
cremar,
¿viste?, así que tengo las cenizas,
y entonces
le digo Aguantame, Negra,
aguantame un cacho.
© María Teresa Andruetto
Fuerte, a puro dolor y con adecuados términos, y el dolor-vino que son malos pero en algunos momentos ayudan a aguantar. Este poema entrador se queda en los sentimientos cuando uno llega al final, gracias por compartirlo.
ResponderEliminarBetty
Cuánto dolor y a la vez cuánto contacto con el ser amado que no se interrumpe con la muerte, porque esa persona es el compinche, la compañera del alma.
ResponderEliminarEl lenguaje de lo cotidiano acentúa la naturalidad de la comunicación que sigue: "espero que se acueste el pibe". Y ese final que conmueve profundamente Aguantame, Negra, aguantame un cacho.
Llorar es poco. Me conmuevo al escribirlo
Irene Marks
Tremendo. Bello!
ResponderEliminarFlora levi
El desgarro de la ausencia y la noche aue conspira Muy bello .Abrazos
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