Todavía
canta un grillo en el patio/ se olvidó de la noche y
la
humedad/
de los
caracoles entre las plantas y las flores
de los
malvones viejos/
se olvidó
de la amenaza de los hombres (oh ese chirrido
de
monstruo)
canta (ya
no escondido vaya saber dónde)
a plena luz
con tanta
fuerza como para despertar la conciencia de estar vivo.
¿Es esto posible?
© Inés Legarreta
La interpelación de la palabra poética. Bello
ResponderEliminarMe siento identificada con tu "grillo", querida Inés, él olvida muchas cosas..., pero "canta". Somos un poco así los poetas, ¿verdad? Un abrazo, Elena S. Eyheremendy
ResponderEliminarMuy lindo, Inés! Felicitaciones! Marta
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