Poema de Romina Dziovenas
DIOS HUNDE SUS DEDOS
Dios hunde sus dedos
como un niño en la tierra
amasando el barro
en el jardín de nuestra casa
el movimiento de sus manos
agita la llama de la vida
y el calor resplandece por el cielo
moldeando la forma
de las nubes
como un niño en la tierra
amasando el barro
en el jardín de nuestra casa
el movimiento de sus manos
agita la llama de la vida
y el calor resplandece por el cielo
moldeando la forma
de las nubes
en la noche del espanto
dios regresa
mi hermano mayor patea
su pelota de cuero azul
que se desliza sobre el pasto
rebotando contra el tronco del limonero
el creador le tiende la mano, y juntos
se alejan
pisoteando las plantas, envueltos
en el perfume de las flores
dios regresa
mi hermano mayor patea
su pelota de cuero azul
que se desliza sobre el pasto
rebotando contra el tronco del limonero
el creador le tiende la mano, y juntos
se alejan
pisoteando las plantas, envueltos
en el perfume de las flores
yo aún no existo
pero ya amo a mis padres
que sobre la tierra revuelta
de raíces y tallos partidos flotan
en los surcos del dolor y sé
que cada tanto caerá la lluvia
como una gracia divina
sobre el pozo que dios
jugando un día dejó en el jardín
de nuestra casa
pero ya amo a mis padres
que sobre la tierra revuelta
de raíces y tallos partidos flotan
en los surcos del dolor y sé
que cada tanto caerá la lluvia
como una gracia divina
sobre el pozo que dios
jugando un día dejó en el jardín
de nuestra casa
© Romina Dziovenas
2 comentarios:
Lindo lindo,hallar la familia, los niños, las travesuras, la vida recorrida y un jardín donde hallar a Dios.
Un abrazo.
Betty
hermoso poema de Romina, gracias Gustavo
Publicar un comentario
Suscribirse a Enviar comentarios [Atom]
<< Inicio