Ay capital
gorgona erizada de venenos
que convertís en piedra al desprevenido.
Cómo sabés modular tu canto para atraer al
ilota
cómo te exhibís bajo luces halagüeñas que
disimulan
tus perros esqueléticos fornicando en las
calles
tus chicos
durmiendo como perros en las estaciones
tus conventillos de elevadas expensas
y esos ojos estatuarios de tus habitantes
esa mirada de mármol
que
institucionaliza
la desesperación.
Ay megápolis
© Paulina Juszko
Un canto que parece el descenso a los infiernos dantescos pero por desgracia es real, demasiado real, demasiado lúcida:"te exhibís bajo luces halagüeñas que disimulan". Una clara denuncia de la hipocresía y la falta de solidaridad: "esa mirada de mármol/que institucionaliza/la desesperación."
ResponderEliminarEse ay final resuena en nuestro plexo solar y lo cierra a toda salida, ya que así es la vida de quienes habitan esta "megalópolis"
Un grandísimo poema
Irene Marks