La luna y la niña
Había una vez una niña
que se enamoró de la luna.
Yo era la niña,
por supuesto.
Y no era tan niña,
para ser honesta.
Bueno, sí, lo era,
hasta que la luna
me canceló la inocencia.
Y la luna,
la luna estaba lejos
y no quiso
bajar de su cielo,
perfecto e insulso.
Pobrecita amar
lo imposible,
pobrecita amar lo lejano,
amar lo lejano.
Pobre de la luna, digo....
perderse de mí,
qué tontería.
© Gisela Galimi
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