“Hombre vertiente”
A fuerza de dentelladas, a fuerza de
apalearme;
con el desorden en la boca y los malos
arreglos,
voy directo a comer y de una zampada digo
adiós
y tiro la trompetilla final:
me acuso y me perdono a un mismo tiempo
y no se sabe más nada de mí, más nada de mi
vértigo,
más nada del régimen de lluvias, más nada
del salto.
Sólo agua y silencio, sólo cuerpos sin
orden:
hombre aislado en la muchedumbre —diríamos
ahora.
Hombre a secas, hombre piedra dentro de las
piedras,
piedra dentro de la bota de otro hombre,
orín ya seco en el pantalón;
hombre molestia, hombre que se acobarda
—eso dijeron entonces—, de eso me acuerdo.
© Nara Mansur Cao
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