sol implacable. tu palabra rebelde le
sonríe.
las arenas vírgenes abren sus entrañas a
tus pasos.
condenado y bendecido avanzas.
tu sombra también late. condenado y
bendecido
tu corazón entrega su blandura a la
intemperie.
ardua es la noche trabajada.
arduo es el nuevo día poblado por los
tuyos.
has nacido y a la muerte sólo le permites
su transitorio acto.
sobrevives sabio y harapiento.
sobrevives por la vida perdonado.
no comprendes, no puedes comprender,
los aciertos de tus involuntarios actos,
hijos de aquel remoto acto originario
que obediente elegiste y rebelde aún
cantas.
© Mónica Palla/Daniel
Marino
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