Esta
lágrima infinita de cristales
Oh! la
molicie del verano
mientras la
polilla
se pasea
indolente
por los
cuartos,
la siesta
bulle
entre soles
que calcinan
y la
impaciencia
se detiene
un instante
agobiada
por su propia sombra.
Oh!
aquellos ocios adolescentes
acariciados
por nubes
de un
celeste tibio, almibarado
y el árbol
del tiempo
condenado a
estar allí
por
generaciones
para
escuchar la letanía de las cigarras.
El arroyo
casi seco, en silencio
abrumado
por la hora
y tu mano y
mi mano
deslizándose
en un estío eterno,
las
palabras ahogadas
en su
propio lenguaje.
Oh! la
tierra joven
acunando
sus retoños.
Lejanía de
paisajes
una hoja
que vuela
en el
viento turbio
de una
cópula imaginaria
y mi voz
callada, muy callada
en el
misterio de la hormiga
que,
afanosa, arrastra su carga
en la
deshora
y esta
lágrima infinita de cristales
con el
color de la ausencia
que lame,
horada
me desviste
de vos y parte.
© Beatriz Minichillo
Hermoso poema querida Betty. Qué fuerza la de los buenos recuerdos, a pesar de ese árbol del tiempo, que siempre parece despojarnos. Nos salva la persistente hormiga en la deshora. Gracias por tu poema! Elena Eyheremendy
ResponderEliminarMuchas gracias Elena!!!
ResponderEliminarQué buen poema querida Betty! Te felicito! Besos
ResponderEliminarGracias Amalia
EliminarPrecioso poema cargado de nostalgia que conmueve
ResponderEliminarGracias Leonor
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