Escondías elfos en miniatura
en el bies de tu ombligo fértil
a cambio de girar la grieta
surcida de mis pantalones
con escamas de tu magia.
Te ví en la boquiabierta
sed de toda espera
hacer vudú con la llaga
de un reloj malparido
mientras que aparecía
alguna de mis sombras juguetonas
en algún eclipse de antes
mojada con mi jugo
de famélico ancestro empedernido
te ví colgada de un libro
que me enseñó a descifrar
el esqueleto de la fantasía
y en mi saber ambivalente
supe que eras el capítulo
turquesa de mi historia.
Desde un mapamundi alterno
venías viajando en un papelito alado
y esperar bañarte
con la cielicolor agüita
de un solsticio de humedad antigua
no es poca locura infantil
si sos pueblo de piel
para mi historia de morondanga
habitante de mi mayor
recórcholis festivo
me besas con tu labio incestuoso
mi Pulgarcita hermana
de pies elegantes
de escupidora valentía
y así necrosamos todo invierno
todo ejército de agonías
toda elegía de verbo fraudulento
ahora que nuestros eurekas
en unísono alborotado
arden como nunca.
© Adrián Terracciano
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