Hacer el olvido
con centella
temblando en la madrugada
de piano y arpegio
sin sonidos.
Sumergido el llanto.
Observando
una noche
trenzada en mi espalda
con las pantorrillas
dibujadas de la muerte
en la mueca
de la ausencia
…….
Y no saber
siquiera
si Dios
tembló.
© Susana Rozas
La ausencia y esa irremediable soledad que nos pregunta sobre el vacío o sobre Dios MUY BELLO Abrazos
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