Tengamos para que nos deje
Tengamos una noche ridícula:
una en la que
desprovistos de intensidad
nos dispersemos:
adversa
a la menor precisión
y que nos deje la truculencia
de sabernos residuales
e incontinentes.
© Rolando Revagliatti
Interesante idea.
ResponderEliminarMe gustó.
Lily Chavez